18 de marzo de 2010

Mala costumbre...


Gooooool del Monterrey!!! Gritamos los que estábamos en la barra de Le Club cuando "Los Rayados" anotaron el del empate. Apenas íbamos a comentar la jugada, cuando empezaron a timbrar celulares de algunos de los asistentes. Las llamadas eran de OTROS amigos que celebraban con los del celular el logro de su equipo comentando a detalle la jugada, riendo y celebrando, mientras los que estábamos ahí físicamente, esperábamos a que terminaran de celebrar con el que estaba a distancia y compartir con nosotros la alegría de estar juntos. Gooool de Mexico!!! Gritamos cuando Cuauhtémoc anoto el penalti, y antes de celebrarlo, las llamadas a celulares hicieron de nuevo su aparición.

¿Que estamos haciendo en un lugar de amigos disfrutando un juego en su compañía si nuestro pensamiento y atención se centra en otros?

El uso indiscriminado de los celulares en las reuniones familiares, sociales y de trabajo definitivamente afectan las relaciones personales. El que no lo quiera reconocer es porque es un esclavo de esos aparatos. Para algunos, el recibir una llamada les causa un éxtasis indescriptible, que les hace sentirse importantes, queridos y/o útiles, sin importarles que se esta ofendiendo, aunque sea sin querer, a los que dejan sus asuntos por convivir con ellos.

No en pocas ocasiones he sido víctima o victimario de situaciones donde al estar reunido con familiares o amigos, la atención a los presentes se desconcentraba por atender una llamada, o por recibir mensajes en el celular. No quería reconocer que esa es una mala costumbre y mas delicado, una falta de respeto para quienes me acompañan, hasta que con la sinceridad que caracteriza a mi esposa, me lo dijo directamente y sin tapujos. La solución era sencilla pero no fácil. Avisar siempre a mis familiares donde estaba y que al menos que al asunto fuera de vida o muerte, me llamaran. Cualquier llamada de otra persona que entrara a mi celular no la iba a contestar y me reportaría una vez terminara la reunión. Ni de amigos ni de negocios, para los cuales he dejado el tiempo que me resta.

Debo reconocer que es difícil acostumbrarse a dejar que el celular este timbrando o vibrando. La reacción inmediata de la gran mayoría que depende de esos aparatos es contestarlo sea quien sea en el momento que sea y frente a quien sea. Y todavía tenemos el descaro de levantarnos de la mesa, alejarnos de la reunión buscando algún lugar donde podamos entablar la comunicación (que regularmente es sin importancia) y hasta que terminamos, regresamos a la mesa de familiares y amigos donde ya perdimos el hilo de la plática, solicitándoles que nos actualicen con el injusto ¿Qué me perdí?.

Por el bien de nuestros familiares, amigos y compañeros, debemos hacer una campaña para erradicar de nuestra costumbre esa pésima práctica.

Nos vemos …. me hablan al “celulis”.

16 de marzo de 2010

Domingo beisbolero....


El domingo decidí salir de mi rutina. Me fui al estadio de beisbol a presenciar el juego de campeonato entre las Águilas de Eagle Pass y el Club Trípoli de Piedras Negras, equipos donde participe en mi época de beisbolista y de los cuales guardo gratos recuerdos. Mucha gente se dio cita en el vetusto estadio eternamente “en construcción” desde que Daniel Hernández Medrano decidió construirlo con dineros del sindicato minero de la sección 123 del cual era su secretario general. El estadio localizado precisamente en una de las zonas más activas de nuestra ciudad, jamás fue terminado como tampoco han terminado los problemas legales de propiedad, renta, préstamo o concesión del inmueble. Pero eso es otro tema.

Con una diferencia significativa de carreras, el Club Trípoli coronó una temporada llena de triunfos y armonía entre peloteros, socios y directivos. Sello característico de esa institución que ha sabido traspasarla a las siguientes generaciones para orgullo de sus fundadores. Las Águilas vendieron cara su derrota y no fue hasta las últimas entradas cuando se decidió el encuentro cuando su pitcher inicialista no aguanto la presión de la ofensiva Tripolita. No les daré una reseña deportiva. No es el objetivo de este artículo, sino comentarles el ambiente característico que se vive en el deporte de mis amores y sobre todo el gusto enorme de ver a mis amigos y ex compañeros de equipos en un mismo lugar disfrutando un verdadero espectáculo deportivo familiar.

Las porras de los equipos estaban bien armadas con matracas, trompetas, sirenas, gritonas profesionales y un silbato de ferrocarril que nos hizo sufrir a todos los que asistimos al juego. El día estaba fabuloso para jugar y disfrutar el partido y así me lo hizo notar el Lic. Jesús Mario Flores Farías, quien lideraba la porra del Trípoli en compañía de su padre, nuestro amigo y respetado Chuy Mario, directivos y eternos socios del club. Le hacían segunda mi querido Nene Estrada cómodamente sentado bajo una sombrilla playera. Siempre es un gusto enorme ver al Nene y más cuando lo vemos bien y disfrutando los triunfos de su equipo. Ahí estaba también la Chuta Guzmán y su hijo, Rogelio González, José Ángel González su papa Don Alfredo y sus hijos José Ángel y Julián, Barbosa, los Yamanaka, Lico Maldonado y señora y demás socios que acompañaban al equipo. Abrace a todos los que se dejaron con el sentimiento sincero de una amistad perene llena de recuerdos y glorias pasadas que ese día volvimos a disfrutar juntos.

El sol era abrazador allá por la quinta entrada lo que me obligo a cobijarme en las frescas sombras de los supuestos palcos del estadio. Deje a la porra del Trípoli en su intimidad para ir a felicitar a Enrique “Pilón” Martínez y Gilberto “Pily” Martínez por el reconocimiento que la liga les ofreció por su trayectoria como beisbolistas de nuestra ciudad. Bien merecido lo tienen los hermanos Martínez, ex compañeros míos de trabajo y equipos deportivos donde militamos, ellos de salida y yo de entrada en la actividad deportiva. En el homenaje vimos a la familia de ambos jugadores así como a sus inseparables amigos del Club Atoyac donde pertenecen desde hace muchos años. Los jugadores de los equipos contendientes hicieron una valla saludando de mano a los homenajeados mientras los asistentes aplaudían al Pilon y a la Pily. Un fuerte abrazo a ambos amigos.

Aprovechando el intermedio me dispuse a comer unos tacos sabrosísimos mientras desparramaba la vista para decidir mi próxima sede desde donde disfrutar el juego sin quemarme por el solazo que a esa hora cobijaba el estadio. No batalle mucho. Oscar y Lalo Muñoz tenían acaparado uno de los palcos mas exclusivos del inmueble acompañados por Francisco “Kiko” Castro y de Manuel “Chiva” Valades, quienes de experiencia tienen un rato en las lides beisboleras. Disfrutando el partido mientras contaban sus anécdotas deportivas, criticas sanas de las jugadas que sucedían y los chascarrillos de Kiko nos pasamos un buen rato. El partido ya estaba decidido y eso abrió el espacio para comentarios e historias relacionadas con nuestro deporte predilecto mientras disfrutabamos las jugadas.

Trípoli fue muy superior y resulto campeón. Nada más justo y merecido por los jugadores, socios y directivos de ese club que año con año realizan un gran esfuerzo para mantenerse en los primeros lugares de la liga de beisbol mejor organizada de nuestra frontera. Los jugadores hicieron un gran esfuerzo como todos los años y sobre todo, a mi parecer, sobresalieron en este juego mi querido amigo de la infancia y compañero en aquel equipo infantil de La Voz del Norte José María Cortez, quien bateo nomas de 5-5, los hermanos Chalios Rodríguez que apagaron la ofensiva de las Águilas con su excelente y combinado pitcheo, el Nake Ávila con su experiencia en el bateo y los jardines y el jardinero derecho y segundo bate Augusto Sabido quien desparramo hits y corrió las bases de manera excelente.

Fue un buen domingo lleno de beisbol y de amigos que urge repetir.

Nos vemos….

6 de marzo de 2010

Qué vergüenza...!!


Usted habrá leído y escuchado todo lo que dice la prensa sobre los acuerdos PRI-PAN. Habrá sido testigo de que los diferentes militantes de ambos partidos se justifican y acusan mutuamente, pero fijense una cosa; ninguno ha sido lo suficientemente honesto, para reconocer que hicieron y hacen mal. Ambos partidos se han burlado de sus votantes, de la sociedad que los mantiene y de los principios que rigen sus colores. Para acabar pronto, no son dignos de haber recibido y recibir un solo voto de los ciudadanos.

Apestan.

No sé con que saldrá la gavilla de políticos chafas que nos gobierna o que busca gobernarnos en el pais y en nuestro Estado, pero les aseguro que justificaran sus vergonzantes hechos. Desde las cámaras de diputados, regidurías, presidencias municipales y sedes de los partidos politicos en cuestión, saldrán las voces defendiendo sus colores y echándole tierra al contrincante. Pero eso no amortigua en nada, la bajeza con la que se maneja la política de nuestro País.

Otros tratarán de minimizar el hecho y pondrán en primera plana la violencia que se vive en nuestras calles, las novedades de Marcial, el buen momento por el que atraviesa el “Chicharo” o que si el Tripoli gana o pierde el campeonato de beisbol de veteranos. Pero no se puede tapar el sol con un dedo. Los acuerdos firmados para engañar a la población y sacar provecho ambos partidos, es sinónimo de lo podrido que esta la política en México.

¿Con que confianza podremos emitir nuestro voto si a nuestras espaldas los partidos acuerdan municipios, puestos y posiciones en los diferentes órganos de gobierno? ¿Cuál es la autoridad jurídica que castigara con todo el peso de la ley estas acciones? ¿Quién nos puede garantizar que en nuestro Estado no se han llegado a ese tipo de acuerdos? Con declaraciones ya no es suficiente porque simple y sencillamente han perdido la poca confianza que les teníamos.

Señores políticos; son ustedes una vergüenza para Mexico.

Me congratulo de no ser parte de ningún partido político.

Nos vemos…