No se necesitan guerras para dañar a una nación, no se requiere tumbar torres gemelas para demostrar el descontento por la política internacional de Estados Unidos, no se necesitan vidas humanas para mostrar el rechazo ante esa nación, ni estrellar un avión lleno de gente inocente en el Pentágono para demostrarles que son tan vulnerables como cualquier otro pueblo.
Para pisotear su orgullo mal fundado y quitarles el sentirse “la ultima cerveza del estadio” no es necesario arriesgar vidas inútilmente, basta con enfrentarse a ellos bien preparados, en su tierra, bajo sus reglas y bajo sus jueces, para demostrarles que se esta al mismo nivel que ellos y que nadie tiene el derecho de sentirse ser o potencia suprema, porque el que menos piensan, vendrá a su casa y frente a toda su gente les dará en la cara (in your face!!!).
No hay nada que le duela mas a los gringos que un puñado de jóvenes de otras naciones hayan venido a quitarles su sobervia y vanidad en su propia casa y demostrarles que NO son los mejores del beisbol mundial y mucho menos les agrada que los cubanos, a quienes hipócritamente tienen vedados eternamente (excepto sus puros los cuales hasta los políticos mas renuentes disfrutan públicamente) le hayan demostrado al mundo que el béisbol cubano es mas elegante y mas inteligente que el que juegan los gringos y sobre todo, que un equipo mexicano plegado de jugadores veteranos y uno que otro joven los haya dejado fuera del mundial de béisbol pisoteándoles su vanidad, hecho que me llena de satisfacción y que hasta la fecha no se me ha podido quitar la cara de “ándenle; pa' que se les quite” o "por todas las que me debias", desde El Alamo hasta la Guerra de 1835. Que conste, me refiero al beisbol de los gringos, porque el nivel de juego de la MLB es insuperable ya que que se mezcla en esa liga la calidad de jugadores internacionales. Para que me entiendan los que les gusta el “jurgol”, es como España, donde la liga es la mejor del mundo, pero los españoles nunca ha ganado un campeonato mundial.
La diferencia en lo que menciono del béisbol es el hecho de que los americanos se creen los inventores de ese deporte (hecho que no esta plenamente comprobado) y han adoptado ese deporte como su “pasatiempo nacional” creyéndose ante el mundo beisbolero la potencia mundial, que con las armas y sus intervenciones bélicas en conflictos internacionales se han ganado.
Japon gano anoche el Campeonato Mundial de Béisbol y lo gano a pulso ante un equipo de Cuba bien representado. Los que vimos el juego pudimos constatar que los japoneses practican ese deporte similar a como desarrollan su producción de bienes y servicios, aplicando calidad y empeño en su proceso con una mezcla de respeto, trabajo de equipo, dignidad y orgullo, suficiente para demostrar al mundo que no se requiere la fuerza bruta para salir triunfante.
Esos equipos demostraron al mundo que con el deporte puedes lograr mas que con las armas de destrucción masiva, a batazos, demostraron que nadie tiene el derecho de ofender ni perjudicar al prójimo porque llegara el día que en tu propia casa, con tus jueces y ante tu propia gente te pondrán en tu lugar…… In your Face, gringo!!!!
1 comentario:
Despues de los comentarios que exprese, lei un articulo en ESPN al respecto el cual les comparto.
Una de las enseñanzas más importantes que nos dejó el Clásico Mundial de Béisbol fue acerca del respeto, a los atletas, los países, el béisbol.
Los seres humanos tenemos la odiosa mala costumbre de irrespetar lo que no conocemos. Nos burlamos de las costumbres, lenguaje, tradiciones, formas y hasta creencias religiosas de los demás, simplemente para ocultar nuestra ignorancia respecto a ellos.
AP
Los japoneses se lucieron en la final
Es lo mismo con el béisbol.
Los estadounidenses creen que son los únicos que conocen el juego, los caribeños piensan que son los únicos que le ponen pasión, mientras que los asiáticos asumen que son los más dedicados cuando lo practican.
Todos tienen razón y todos están equivocados.
El Clásico Mundial nos ratificó que el béisbol es el más democrático de los deportes, "que la pelota es redonda y viene en caja cuadrada" y que cuando se juega, "cualquier cosa puede pasar", sin importar el nivel de los equipos o el precio de los atletas en el terreno.
En occidente sabíamos que en Asia se jugaba buen béisbol, pero Corea y Japón nos mostraron exactamente lo que significa "jugar en equipo". Cuba, por su lado, nos mostró lo que se llama jugar sin "egoísmo".
Estos son algunos de los acontecimientos en el primer campeonato global con peloteros profesionales, incluyendo estelares de las Grandes Ligas de Estados Unidos.
Japón conquistó el trofeo de campeón con un solo pelotero (Ichiro Suzuki) de las ligas mayores en la alineación. Cuba, que erradicó el profesionalismo hace más de 40 años, alcanzó la final al dejar en el camino a poderosas novenas cargadas de estelares, incluyendo República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela.
Estados Unidos, el centro del béisbol mundial, fue eliminado antes de llegar a las semifinales. De las tres victorias del equipo, dos no fueron muy satisfactorias (le ganaron 4-3 a Japón por una decisión controversial de un árbitro y apalearon 17-0 a ¿Sudáfrica?).
En un campeonato que tuvo a lanzadores estelares como los norteamericanos Roger Clemens y Dontrelle Willis, el dominicano Bartolo Colón y el venezolano Johan Santana, el único no-hitter lo consiguió un chico holandés de 18 años llamado Shairon Martis.
Mientras una pila de estelares bateadores (incluyendo a Albert Pujols, David Ortiz, Miguel Tejada, Alfonso Soriano, Bobby Abreu, Magglio Ordóñez y Carlos Beltrán), no alcanzaron la barrera de los .300 puntos en sus promedios de bateo, el sudafricano Brett Willemburg terminó como el tercer mejor toletero del campeonato con altísimo porcentaje de .500.
Está claro que luego de todos estos acontecimientos y el resultado final del Clásico Mundial, los aficionados del béisbol tendrán que pensarlo dos veces antes de burlarse de un jugador o un país simplemente por no tener mucha información de uno u otro.
En otras palabras, el Clásico Mundial nos enseñó a respetar el béisbol.
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