30 de abril de 2009

Nuestro Comercio...


El Día del Niño es un día dedicado a los niños, en el que no sólo se trata de festejarlos, sino además de promover sus derechos y concienciar a las personas de la importancia de éstos.

La idea de festejar el “día del niño” surgió el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas tuvo una reunión en la que decidió reafirmar los derechos de los niños universalmente.

Muchos países se unieron a la propuesta pero uno de los que jamás se unió a festejar un dia en especial a los niños fueron los Estados Unidos. Ellos tienen para celebrar otras cosas, pero no a los chamacos. Ya ven como son estos canijos gringos cuando la idea no fue de ellos y se sacan de la manga cualquier pretexto, con tal de no unirse a las propuestas de otros países, pero eso si, ellos celebran el Valentin Day, Mothers Day, Father Day y todos los “days” comerciales que provoquen el consumismo, inclusive de nosotros, sus vecinos, que estamos mas que prestos cuando de gastar dólares en las tiendas del otro lado se trata.

Si la celebración del día del niño es únicamente para las familias mexicanas ¿Por qué tenemos que ir a comprarles los juguetes a los comerciantes del otro lado del Rio Bravo? El comercio organizado de la ciudad estará preparado para estas fiestas y las que vienen como la del día de la madre y del padre o inevitablemente tendremos que ir a Eagle Pass a gastar nuestros aporreados dólares ante la falta de comercio inteligente aquí en la ciudad. Los espacios comerciales como el Mercado Zaragoza de Piedras Negras ofrecerá al consumidor los bienes y servicios para lo que fue creado? o es, como está sucediendo en la actualidad, un acaparamiento de concesiones que mantiene a locales desocupados pero acaparados por ciertas familias bajo el amparo de la administración del inmueble y ante la sorprendente aceptación de las autoridades municipales responsables de aplicar el Reglamento que Regula el Funcionamiento de Mercados de Piedras Negras Coahuila. Estas familias, como cualquier latifundista, se ha apoderado de locales sin darle la utilización adecuada, con el consiguiente abandono y desperdicio de espacios comerciales en ese popular centro comercial, que actualmente lo que mas necesita es la inyección de inversiones y la aplicación de estrategias de mercadotecnia para que se les activen las ventas. Pero bueno, eso del Mercado Zaragoza será un tema a futuro, lo prometo.

El comerciante de nuestra ciudad tiene con qué hacerle competencia a los de aquel lado. No me digan que no se puede competir con las tiendas de segunda o con los que venden productos chinos de pésima calidad o bien aquellos que venden perfumería, joyería e inclusive ropa clonada. Claro que nuestros comerciantes pueden competir con mejores precios en la rama de la juguetería, zapaterías, refacciones y novedades como lo hacen los comercios locales del ramo de la construcción o servcios medicos. Claro que sí.

Yo creo que debemos hacer campañas publicitarias permanentes para inducir a la gente para que adquiera bienes y servicios en Piedras Negras. Desplegados oficiales del gobierno estatal y municipal, publicidad inteligente por parte de las cámaras de Comercio y de la Industria local. Salir a dar conferencias y platicas a las escuelas y a las maquiladoras para convencer a la comunidad para que consuman lo que nuestra ciudad ofrece y no desanimarse y bajar la guardia ante la ardua labor para que no sea una publicidad efímera, que sea un llamado de unidad constante que traiga beneficio a todos. Solo unidos, podemos hacer que el comercio de Piedras Negras florezca. De ninguna otra manera.

Nos Vemos…

22 de abril de 2009

Angel de la Guarda


Uno quisiera que nuestros hijos fueran por la vida rodeados por ángeles cuando están lejos de casa. Que con toda la gente que tuvieran que tratar fuera gente de buena fe y de buenas intenciones. Que toda actividad que desarrollaran tuvieran los riesgos normales de cualquier persona y que si se equivocan paguen las consecuencias normales de sus errores y así fueran adquiriendo la experiencia necesaria.

Pero en esta época no es así. Las calles, los lugares que frecuentan los muchachos, e inclusive sus propias escuelas, están llenas de peligro y no únicamente por personas adultas que buscan aprovecharse de su inocencia, sino también por sujetos de su misma edad que buscan hacerles daño. En la actualidad es común ver que cualquier muchachito baboso porta armas o anda drogado a cualquier hora del día, multiplicándose así el riesgo para nuestros chamacos.

Cuantas noticias hemos leído o visto en la televisión de las horribles escenas en escuelas donde un mequetrefe enfermo saca un arma y acaba con la vida de decenas de alumnos. Cuantos mails nos llegan de las tragedias que algunas niñas sufren en los antros a manos de gente sin escrúpulos. A cuantas platicas hemos asistido donde algún consejero familiar nos reprende dándonos hechos y datos de lo que se está viviendo en nuestra sociedad con los muchachos. Y con todo eso, no recapacitamos y metemos a buena hora a nuestros hijos y aplicamos en nuestro hogar reglas estrictas. Que necesitamos que suceda para tomar cartas en el asunto y no dar a manos llenas lo que nuestros hijos nos piden y algunas veces, hasta nos exigen.

Desgraciadamente, en nuestra ciudad la única diversión que se ofrece para los jóvenes y para algunos no tanto, son cantinas camuflageadas de antros. No existe inversión particular de otra especie que no sean bares o antros de todo estilo ya sea de música grupera o rockera y donde se concentran los jóvenes de nuestra ciudad a convivir y divertirse en un ambiente donde pulula el peligro, para luego salir a las calles, donde nuestros policías son simples observadores y lo que menos hacen es cuidar el orden y la seguridad. Los jovencitos de Eagle Pass que por su edad no pueden tomar o meterse a una cantina en su país se vienen a nuestra ciudad a divertirse en esos lugares porque simple y sencillamente, nuestras autoridades permiten que se les vendan bebidas alcohólicas y el acceso a lugares donde hay toda clase de vicios. ¿Porque no lo hacen allá en su país? Pues porque si lo hicieran, las multas para sus padres son altísimas y no se diga las penalizaciones para los negocios que se les ocurrieran venden bebidas alcohólicas. Acá en nuestra ciudad nadie les dice nada. Acá en nuestra ciudad a los menores se les espera en los antros, con las puertas abiertas.

Uno no quiere tener a los hijos en una burbuja y lo que menos debemos hacer es voltear para otro lado del problema. Quisiéramos que nuestros hijos tuvieran espacios suficientes para divertirse sanamente en nuestra ciudad y que su trayecto a casa fuera seguro. Pero como todo, la solución no es exclusiva de las autoridades. Somos nosotros, los padres de familia los que debemos hacer lo mas importante.

El día de ayer, un día antes de cumplir sus 21 años, una de mis hijas iba en su carro rumbo a su escuela con el comprensible apuro del estudiante. No había recorrido 200 metros cuando un policía la detuvo y procedió a levantarle la infracción. De nada sirvieron las suplicas de mi hija rogándole que no la infraccionara ya que su record esta limpio de multas y que le perjudicaria en su seguro. Sin piedad alguna, el serio policía registro los datos y le levanto la infracción sin decirle una sola palabra. Le extendió la boleta, prendió su motocicleta y se retiro del lugar dejando a mi hija sumida en su juvenil tristeza. Ahí se quedo unos minutos rumiando su mala suerte y secándose las lagrimas de frustración y culpa cuando de pronto tocaron al vidrio de su carro. Era el policía que la había infraccionado. Le entrego la boleta y le llamo la atención recomendándole que bajara la velocidad al conducir, que nada bueno traía a una jovencita conducir a exceso de velocidad y que los primeros que iban a agradecerle esa recomendación seriamos nosotros, sus padres. Ese día, ese policía fue su ángel de la guarda. Ojala m’hija tenga muchos de esos en su vida.

Nos Vemos…

18 de abril de 2009

Los Sapos...


La vida nos va enseñando el camino correcto para transitarla, disfrutarla y afrontarla. Algunas veces, de una cruel manera. Mucha gente considera los tropiezos en la vida como un “castigo de Dios” y otras más se lo achacan “al destino”, pero yo creo que lo que nos regresa la vida es la consecuencia de nuestros actos. Como hayamos vivido nuestra juventud es como nos va a ir de viejos, como hayamos vivido nuestra vida profesional, es como nos va a ir cuando nos retiremos, como hayamos tratado a nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo, es como ellos nos trataran en el futuro. Y el futuro, siempre está a la vuelta de la esquina.

Si sembramos limas, no esperemos cosechar manzanas. Si sembramos odios y rencores, no esperemos cosechar alegrías y buenos tratos. Atengámonos a las consecuencias de nuestros actos.

Si nos equivocamos en escoger nuestros amigos y estos nos traicionan, ese error nos va a ocasionar problemas sentimentales que no se solucionan fácilmente y que inclusive pegan hasta en la salud. Porque es muy duro darse cuenta del error cuando ya no se puede hacer nada para solucionarlo. Es mentira que el tiempo borra todo. Porque aunque el daño es relativo, la desilusión es fiel compañera.

Hay gente que a esos detalles los deprime y los hunde en una pena que se les nota hasta en la manera de caminar. Otros lo afrentan con callada valentía. Pero hay otros que esperan pacientemente la primera oportunidad para vengarse del mal amigo. Estos últimos paladean con anticipación la miel de la venganza y hasta se atreven a proyectar cada paso del proceso para cobrarse la afrenta. Ese proyecto los hace mantenerse activos, vivos. Ahora será al mal amigo a quien la vida les regresara lo que sembraron. Ahora son ellos los que se atendrán a las consecuencias de sus actos. La vida pues, da muchas vueltas.

En alguna parte de nuestra existencia hemos sufrido la traición de las personas allegadas a uno, pero lo interesante, es ver de qué manera nos curamos ese mal.

Para mí, "según el sapo es la pedrada". Hay sapos panzones que necesitan una gran piedra como hay sapos chiquitos que con un pisotón tienen.

Nos vemos…

12 de abril de 2009

La Pesca de Las Cobras...

El rancho de mi tío Mando fue siempre la sede oficial de la pesca de Semana Santa de "Las Cobras". Así lo acostumbrábamos año tras año cuando vivia entre nosotros el Lic. Rafael Aguirre, quien junto con Pepe Esparza organizaban el acostumbrado evento con juvenil ahínco desde principios de año y a donde asistíamos los que formamos parte del equipo de softbol, porra e invitados. Las evidencias fotografías son bastas y en las cuales se pueden observar a todos los que tuvimos la oportunidad de convivir cada jueves de la Semana Mayor.

A primera hora de la mañana de ese dia yo pasaba por Pepe Esparza y le hablábamos por teléfono al Lic. Aguirre para que se levantara. Lo esperábamos en los tacos de frente a Merco (recomendados). Ahí era el punto de reunión donde llegaba el gordo con un hambre de niño de hospicio y poco más tarde arribaba al recinto Victor "Zurdo" Pérez quien no cantaba tan mal las rancheras. Después de alimentar a los angelitos procedíamos a comprar algunos productos que nos pudieran haber faltado, el hielo y la cerveza. Todo lo demás ya lo habían adquirido con sorprendente organización Pepe y el Gordo. Como a eso de las 9 de la mañana los que habían llegado a la cita tomábamos el callejón a Zaragoza rumbo al Rancho El Feo y en ese preciso momento, nosotros ya andábamos de pesca!. Antes de llegar al rancho de Pancho Jiménez, o sea, a 300 metros del Boulevard República se escuchaba la tímida voz de Pepe Esparza decir “en alguna parte del mundo ya son las 12 del día Flaco, parateeee por favooor” y ante su suplica deteniamos a toda la caravana y abríamos en el callejón la primera cerveza del día… sacrilegio de las 9 de la mañana!. Así iniciaba siempre la pesca de Las Cobras.

Durante el trayecto al rancho nos parábamos unas 5 veces por diferentes motivos. Tanques chicos, recarga de combustible, estirar las piernas o contar el chisme mas reciente del ambiente deportivo nigropetence. Después de una hora de camino cuando lo normal era hacer 20 minutos de recorrido llegábamos a la puerta del rancho de mi tío. Ahí hacíamos otro descanso. El del séptimo inning diría mi compadre Fello. En ese descanso conciliábamos todas las noticias que en los otros vehículos se contaban y aprovechábamos para recobrar la energía derrochada durante el trayecto. Dejábamos la llave en el escondite secreto para los amigos que vendrían después y nos introducíamos al rancho dejando señalizaciones en las ramas de los árboles para que no se perdieran.

Llegando a la orilla del Rio, bajo las sombras de los nogales empezábamos a bajar todo. El Gordo tomaba su lugar en la mesa de concreto que estaba enseguida del asador a dos metros del rio bajo la sombra del nogal y de ahí no se movería durante el resto del día y dándonos ordenes cual general de 5 estrellas a su tropa. Pon las cosas aquí, quítame esto de acá, limpia esto, acomoda aquello, vayan a traer leña, tráeme una cerveza y su legión atendiéndolo. Se lo merecía mi Gordo. Cada semana batallaba mucho con nosotros. Por cierto. La legión de semana santa estaba conformada por el Lic. Rafael Aguirre, Pepe Esparza, Víctor Pérez, Chale Flores, Lio Flores, Fello Fernández, Mario Tafoya, Sebastian Villanueva, Cesar Rodríguez y un servidor incrementándose durante el día con la llegada de invitados e invitados de invitados llegando a formar un grupo compacto y jacarandoso y donde bajo el humo de la carnes asada, mollejas y salsas se entonaban las canciones vernáculas más sonadas de la radio.

Por la tarde nos dábamos cuenta que habíamos hecho de todo pero no habíamos pescado. Así que para cubrir el requisito procedíamos a abrir las cajitas de carnadas, no sea que a nuestras mujeres se les haya ocurrido dejar algún recadito en su interior y nos dirigíamos a alguno de los bellos parajes del rio para lanzar nuestros anzuelos. El Gordo, insisto, no se movía de su lugar. Hasta allá teníamos que llevar nuestras presas para que le diera trámite de pelarlos y prepararlos al sartén.

Nos aislábamos del ruido por un rato. Mi compadre Fello y yo nos fuimos rio abajo a unos 50 metros del campamento y escogimos un lugar bajo la sombra de un mezquite y en donde había muchas ramas en el rio. Según los especialistas, lugar ideal para los robalos. No tarde mucho en sacar el primer pescado de buen tamaño y al rato otros más los cuales puse en una cuerda al rio. Fello disfrutaba el momento degustando ambos unas frías cervezas que cargábamos en una hielera estratégicamente acomodadas por mi compadre. La quietud era envidiable. De pronto…unas voces a lo lejos callaron al silencio. Como mi compadre no tiene con que fue el primero en escucharlos. Nos volteamos a ver incrédulos porque creíamos reconocer las voces, pero no podía ser, estábamos muy lejos de Piedras Negras como para encontrarte con amigos. Sin hacer ruido dejamos las cañas de pescar y los utensilios y nos dirigimos hacia donde se escuchaban las voces. Poco a poco mientras nos acercábamos se iba oyendo más claro. Si, había alguien más de aquel lado del rio. A los pocos metros de recorrido y nosotros escondiéndonos detrás de los arbustos los vimos. En una balsa de hule a mitad del rio andaban Secundino y Remi sin saber qué hacer con los remos ante la burla de la gente del Tripoli, quienes habían hecho un campamento en un rancho vecino al de mi tio Mando. La casualidad había hecho que los campamentos de pesca de los equipos que mas quise en mi época de deportista, estuvieran a metros de distancia. Nos juntamos un rato a convivir con ellos y a disfrutar como siempre nuestra bonita amistad.

Así pasábamos Las Cobras los jueves de semana santa. En completa armonía y en una sana diversión entre amigos.

Nos vemos…

9 de abril de 2009

El Nene...

Es muy triste ver a un amigo viviendo la tragedia de la enfermedad. A partir del mismo momento que te das cuenta de lo que está viviendo, si la amistad es sincera, uno lo sufre también en carne propia. Con esas cosas, Dios te manda un aviso para que estemos siempre al tanto de nuestros seres queridos y donde, indudablemente, se incluyen tambien nuestros amigos. Hoy salude al "Nene" Estrada y me dio un gusto enorme ver que estaba mejorando de su enfermedad y pude confirmar el valor y el coraje que tiene para enfrentarla, pero al mismo tiempo reconozco que me dio muchísima pena no haberlo frecuentado durante su terapia. El haberme alejado del beisbol ha ocasionado que muchos de los buenos amigos que hice ahí los dejara de frecuentar y por ello les pido a todos ellos sinceras disculpas.


Si alguien no se merece sufrir por enfermedades es el "Nene". El siempre ha tenido para sus amigos (me incluyo), palabras de aliento para superar nuestros problemas. Para él, todo pasa “echándole ganas” y con su singular palmada en el hombro viéndote de frente, siempre ofrece un consejo emotivo y sano para solventarlo. No puede darse cuenta que tengamos un problema porque ahí está Raúl. Desde un slump de bateo hasta una crisis familiar sabes que cuentas con su buen consejo y sus palabras de aliento. Ahora somos nosotros quienes le mandamos a nuestro querido Nene nuestro reconocimiento y admiración y elevamos nuestras plegarias para que siga recuperándose. Animo mi "Nene".


Son muchísimos éxitos con el Trípoli que ha vivido Raúl “El Nene” Estrada, lo sé, pero como el que vivimos juntos en 1999 cuando tuve la oportunidad de jugar con ellos siendo el Nene el manager del equipo, fue sin lugar a dudas uno de los más “sabrosos” porque derrotamos en dos juegos a nuestros más aguerridos rivales. El Atoyac ya se sentía campeón y para celebrarlo, su manager el Mulo Gutiérrez había preparado una serie de eventos que incluiría un viaje a Monterrey para todo el equipo visitando la escuela instruccional de la Liga Mexicana en El Carmen Nuevo León, recorrer el salón de la Fama del Beisbol en Cervecería, una comida en sus excelentes jardines y por ultimo disfrutar un juego entre Sultanes y los Diablos Rojos del México. Todo eso lo había conseguido Gutiérrez con el concesionario de la Cervecería Moctezuma aquí en Piedras Negras porque, aunque él diga lo contrario, consideraba un hecho que nos derrotaria.


Para sorpresa de toda la afición beisbolera de aquella época y siendo dirigidos magistralmente por El Nene Estrada les ganamos en dos juegos el campeonato al Atoyac y fuimos nosotros los que nos subimos al camión para disfrutar aquel premio que El Mulo habia conseguido para ellos. Un recuerdo imborrable que ha quedado plasmado en la memoria de los que formamos parte de ese equipo y de los que nos consideramos amigos de nuestro querido Raul "El Nene" Estrada.

Pulsen la foto para ampliarla y puedan reconocer a cada uno de los jugadores de este excelente equipo del 1999.


Nos Vemos…