Pampapapá!!! lloraba el chamaco cuando los papas regresaban a la casa después de haberle dado “una vuelta” para calmar su ímpetu y se durmiera aunque fuera un ratito. Pampapapá!! gritaba a todo pulmon con las lagrimas hasta el cuello y así duraba horas enteras hasta que el sueño lo vencía y los dejaba por fin descansar ya muy entrada la noche. Eso era de diario. La pareja no sabia que quería decir con ese grito y analizaban su lenguaje letra por letra tratando de descifrar lo que el niño les quería decir. Por fin se dormían sin saber de que se trataba el alarido. Que mortificación.
Después de sus largas jornadas de trabajo, el papá era recibido con ansia desesperada para llevarlos “a dar la vuelta” en la caja de su camioneta por aquellas quietas calles de la ciudad que dormía temprano despidiendo sus olores a tierra mojada después de que las señoras regaban su calle y banquetas para refrescar aquel ambiente de sana provincia norteña. Tranquilamente, sacaban sus mecedoras para iniciar alegremente las charlas familiares, con las vecinas o quien placidamente paseaba por su acera. Al pasar de los carros o los caminantes por el frente de las casas el saludo era el de siempre, “adioooos!!” se gritaban unos a otros en señal de bendito saludo como muestra de amistad llena de paz y nostalgia.
Mientras tanto, aquella pareja continuaba con el paseo al muchacho por el Piedras Negras de antaño. No mas de una hora era aquella “vuelta”, pero era suficiente para llenarse el corazón de pueblo, de barrio, de amigos.
Pasear por aquellas calles de Piedras Negras era toda una aventura familiar. Que bonito que era pasar por la Pepsi Cola, donde desde aquellas jardineras a medias bardas cubiertas de mosaico color café rodeaban la esquina del edificio y donde se podía observar como la maquinaria semi automática llenaba los envases de la bebida refrescante. Aquellos grandes ventanales que nos permitían observar como se embotellaba el refresco y disfrutar la labor de los trabajadores de la Pepsi vestidos todos ellos de blanco.
Un poco mas allá, rumbo al centro del pueblo estaban “Las Trancas” una fuente de sodas que fue la mas famosa del pueblo y donde se acostumbraba que los jóvenes se reunieran para platicar sus aventuras y lucir ante los cuates sus prospectos de novias/os. En el interior contaba con mesas y sillas de madera de esas de patio y su piso era de piedra. Tenia también un patio lateral con mesas y sillas y que en sus mejores momentos fue un agradable jardín.
Después de sus largas jornadas de trabajo, el papá era recibido con ansia desesperada para llevarlos “a dar la vuelta” en la caja de su camioneta por aquellas quietas calles de la ciudad que dormía temprano despidiendo sus olores a tierra mojada después de que las señoras regaban su calle y banquetas para refrescar aquel ambiente de sana provincia norteña. Tranquilamente, sacaban sus mecedoras para iniciar alegremente las charlas familiares, con las vecinas o quien placidamente paseaba por su acera. Al pasar de los carros o los caminantes por el frente de las casas el saludo era el de siempre, “adioooos!!” se gritaban unos a otros en señal de bendito saludo como muestra de amistad llena de paz y nostalgia.
Mientras tanto, aquella pareja continuaba con el paseo al muchacho por el Piedras Negras de antaño. No mas de una hora era aquella “vuelta”, pero era suficiente para llenarse el corazón de pueblo, de barrio, de amigos.
Pasear por aquellas calles de Piedras Negras era toda una aventura familiar. Que bonito que era pasar por la Pepsi Cola, donde desde aquellas jardineras a medias bardas cubiertas de mosaico color café rodeaban la esquina del edificio y donde se podía observar como la maquinaria semi automática llenaba los envases de la bebida refrescante. Aquellos grandes ventanales que nos permitían observar como se embotellaba el refresco y disfrutar la labor de los trabajadores de la Pepsi vestidos todos ellos de blanco.
Un poco mas allá, rumbo al centro del pueblo estaban “Las Trancas” una fuente de sodas que fue la mas famosa del pueblo y donde se acostumbraba que los jóvenes se reunieran para platicar sus aventuras y lucir ante los cuates sus prospectos de novias/os. En el interior contaba con mesas y sillas de madera de esas de patio y su piso era de piedra. Tenia también un patio lateral con mesas y sillas y que en sus mejores momentos fue un agradable jardín.
Frente a Las Trancas se levantaba majestuoso el Cine Terraza Villarreal con su amplio y cómodo estacionamiento lateral para 8 carros, no se necesitaba mas. Las paredes del cine eran acortinadas para permitir pasar el aire hacia el inmueble y alguna vez fueron pintadas de colores para darle ese toque alegre y provinciano. Que orgullosos estábamos de contar con un centro de diversión de esa magnitud en nuestro pueblo, la verdad que Piedras estaba creciendo.
Déle para la cuesta de las gringas papá! (En nuestra época acostumbrábamos hablar de usted a nuestros padres, muestra de respeto, temor y admiración…y ahora?, no se usa!...que oso!) El subir esa cuesta se nos hacia peligrosísimo y divertido al mismo tiempo. De bajada hasta levantábamos los brazos para sentir el vértigo.
Nunca supe la verdadera historia del porque a la curva que esta por Soriana le llamaron “Las Gringas”. Según mis tíos, se le conocia asi porque unas americanas que andaban derrapando por algún nigropetence, derraparon también su vehiculo en esa curva cuando iban rumbo al Chago´s partiéndose toda su ma..ceta. (Siempre los gringos han venido a nuestro pueblo a hacer lo que no les permiten hacer en sus “suidades” decían).
Para hacer mas largo el trayecto algunas veces y cuando había con que, papá nos llevaba hasta “El Chacalito”. Tejaban donde vendían los tacos mas ricos del mundo, o sea.... un poquito mas allá de Villa de Fuente. Pintado con los logotipos de la Coca Cola y con aquel distinguido color verde que lo caracterizaba y con su amplio estacionamiento entre la tierra y los güizaches.
El Restaurante Olivo era de cajón en mi infancia y luego en mi juventud. Enseguidita de las ruinas de la antigua Plaza de Toros de Piedras Negras se encontraba este típico restaurante que dio servicio a medio Piedras Negras. Si señor; así como me leen, la Plaza de Toros y el Olivo estaban exactamente en los terrenos que ahora ocupan Salinas y Rocha y los Cines Gemelos Cavisa.
Algún domingo después de cerrar el negocio mi papá convivía con nosotros. La mayoría en días de campo o de visita a familiares, pero otras veces nos llevaba a que correteáramos atrás de una pelota…de jusgol por supuesto. Recuerdo con añoranza la vez que me llevo a los terrenos del antiguo aeropuerto de Piedras Negras localizado enseguida de lo que son los terrenos de la Feria del Sol. Ahí era el aeropuerto. Un angar de pura lamina eran las instalaciones que duraron hasta hace algunos años , pero teníamos aeropuerto bah!, pues que creían!. De verdad que estaba creciendo el pueblo. Correteé una pelota de fútbol infantil que de tanto raspón en el caliche se le borraron los gajos, para después guardarla en aquellas redes especiales para los balones. Sencilla pero imborrable anécdota.
De regreso de dar la vuelta de La Villita, bajando por la loma donde estaba el Gas Morales la camioneta agarraba vuelo. Al cruzar los rieles a toda velocidad la caja de la camioneta hizo su ruido característico y el chamaco grito lleno de alegría pampapapá!!! La pareja volteo sorprendida y luego se dedicaron una carcajada que se escucho hasta el Campestre. Eso era lo que quería el güerco para dormir tranquilo. Que lo llevaran a cruzar los rieles y sentir la emoción del salto de la camioneta mezclado con el ruido que hacia el cual traducía como pampapapá!!!. Tan sencillo que era divertirse en familia.
Nos vemos!
Déle para la cuesta de las gringas papá! (En nuestra época acostumbrábamos hablar de usted a nuestros padres, muestra de respeto, temor y admiración…y ahora?, no se usa!...que oso!) El subir esa cuesta se nos hacia peligrosísimo y divertido al mismo tiempo. De bajada hasta levantábamos los brazos para sentir el vértigo.
Nunca supe la verdadera historia del porque a la curva que esta por Soriana le llamaron “Las Gringas”. Según mis tíos, se le conocia asi porque unas americanas que andaban derrapando por algún nigropetence, derraparon también su vehiculo en esa curva cuando iban rumbo al Chago´s partiéndose toda su ma..ceta. (Siempre los gringos han venido a nuestro pueblo a hacer lo que no les permiten hacer en sus “suidades” decían).
Para hacer mas largo el trayecto algunas veces y cuando había con que, papá nos llevaba hasta “El Chacalito”. Tejaban donde vendían los tacos mas ricos del mundo, o sea.... un poquito mas allá de Villa de Fuente. Pintado con los logotipos de la Coca Cola y con aquel distinguido color verde que lo caracterizaba y con su amplio estacionamiento entre la tierra y los güizaches.
El Restaurante Olivo era de cajón en mi infancia y luego en mi juventud. Enseguidita de las ruinas de la antigua Plaza de Toros de Piedras Negras se encontraba este típico restaurante que dio servicio a medio Piedras Negras. Si señor; así como me leen, la Plaza de Toros y el Olivo estaban exactamente en los terrenos que ahora ocupan Salinas y Rocha y los Cines Gemelos Cavisa.
Algún domingo después de cerrar el negocio mi papá convivía con nosotros. La mayoría en días de campo o de visita a familiares, pero otras veces nos llevaba a que correteáramos atrás de una pelota…de jusgol por supuesto. Recuerdo con añoranza la vez que me llevo a los terrenos del antiguo aeropuerto de Piedras Negras localizado enseguida de lo que son los terrenos de la Feria del Sol. Ahí era el aeropuerto. Un angar de pura lamina eran las instalaciones que duraron hasta hace algunos años , pero teníamos aeropuerto bah!, pues que creían!. De verdad que estaba creciendo el pueblo. Correteé una pelota de fútbol infantil que de tanto raspón en el caliche se le borraron los gajos, para después guardarla en aquellas redes especiales para los balones. Sencilla pero imborrable anécdota.
De regreso de dar la vuelta de La Villita, bajando por la loma donde estaba el Gas Morales la camioneta agarraba vuelo. Al cruzar los rieles a toda velocidad la caja de la camioneta hizo su ruido característico y el chamaco grito lleno de alegría pampapapá!!! La pareja volteo sorprendida y luego se dedicaron una carcajada que se escucho hasta el Campestre. Eso era lo que quería el güerco para dormir tranquilo. Que lo llevaran a cruzar los rieles y sentir la emoción del salto de la camioneta mezclado con el ruido que hacia el cual traducía como pampapapá!!!. Tan sencillo que era divertirse en familia.
Nos vemos!
1 comentario:
Bien por las fotos del Piedras Negras antiguo. Solo les falto un pie de foto con una breve descripcion. Los que ya no pagamos tenencia quiza sepamos de que se trata, pero, y los de Parchis pa'ca? Tu e-mail???????
Atte. felixquipotuit
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