8 de octubre de 2010

La Boda...


La boda será el evento del año, y como pensé que seriamos invitados, con mucho tiempo nos preparamos comprando el regalo, el traje y el vestido largo de Three Sisters. Me pinte el poco pelo que tengo desde días antes para que no se viera muy opaco el día del evento y me corte el bigote al ras para que llegado el día del evento tuviera forma. Cuando supe de los invitados que asistirían a la boda, aunque no me sorprendió, empecé a ponerme nervioso. A donde nos mandarían a sentar si estaría presente la crema y nata de la política, los empresarios más relumbrantes, los miembros más estirados de la sociedad, prensa radio y televisión y hasta representantes de iglesias?

Cada que llegaba un cartero a la casa esperaba que me diera la invitación como cuando con ansia esperaba las cartas de la novia. Escuchaba la motocicleta del cartero desde cuadras antes y el ladrar de los perros a su paso era música para mis oídos. Todos los días una decepción. La invitación a la boda no llegaba y mi desesperación iba en aumento. A otros amigos ya les había llegado y eso me llenaba de zozobra.
Pensé en hablarles pero mi dignidad me lo impidió. Pensé mandarle un correo electrónico pero no lo creí prudente. En mi interior estaba seguro que llegaría la invitación. Justificaba el hecho por lo lejos que siempre me dicen que esta mi casa. Vivir en el Tecnológico siempre ha sido un pesar, desde las famosas rondas para dejar a los hijos en la escuela hasta para que te vengan a limpiar los terrenos de enfrente. Así que eso debería ser el motivo del retraso de la invitación al sarao del año. Ya llegara.
Y no llegaba. Mi cabeza daba vueltas. A mi señora le vale un pito que la inviten o no, como quiera nunca vamos a las bodas, pero esa para mí era especial, será el evento del año, la fiesta del pueblo con banda y tamborazos así que no quería perdérmela.

 Yo quería andar en la punta del borlote y no me llegaba la invitación. Estaba consternado porque mi amigo no me mandaba la invitación y yo con todo el ajuar listo. Yo no sé porque hace eso mi amigo y su apretada ¿o estirada? esposa con nosotros, tan cumplidos que somos. Pero bueno.

Pues no llegó. Empecé a guardar la indumentaria y el regalo se lo di al jardinero, creo que a él le gustara mucho el juego de 6 vasos con el logotipo del Cruz Azul que compre en Soriana para regalarselos a los novios. Me iba a lucir con el regalo. De lo que se perdieron.

Fíjense que nunca he comprendido lo siguiente. Una boda es un evento inolvidable para la joven pareja y ellos son o deberían ser el centro de atención. Pero mi amigo y su esposa, al invitar a tanto político que ni conocen les está quitando a los novios una de las principales ilusiones. Que sean ellos el centro de atención. Todos los invitados estarán volteando a ver a los encumbrados personajes a ver si logran arrancarles un saludo o una sonrisa, mendigando una mirada, saber que diseñador vistió a sus mujeres, quien está sentado al lado del otro, que gestos está haciendo, que fuma, que toma. Mientras que a la parejita, nadie los pela.

Me entristezco porque Carlos no tuvo la atención de invitarme, tanto que le consumo en celulares y teléfonos que me dan ganas, de lo ofendido que ando, de cambiarme de compañía y hasta de pueblo. 

Total; de mejores bodas no hemos sido requeridos.

Nos vemos…

1 comentario:

A. Friend dijo...

Ahh jajaja!!

Creo que con lo que le consumimos TODOS, deberíamos haber sido invitados a "La Boda del Año".

Que seguro la del próximo año será la de el ex-gobernador y su gaviota...