18 de junio de 2007

Nunca es Tarde

“Con la vara que midas serás medido”. Dicho popular basado en la legendaria regla de oro que nos advierte el sufrir las consecuencias de no tener un comportamiento adecuado con nuestros semejantes.

¿Que mas “semejantes” que nuestros padres?.

Ayer domingo me levante tempranito (como siempre) y me dirigí raudo y veloz al negocio de mi papá (como nunca) para felicitarlo por la celebración del Día del Padre (como siempre) y le plante un besote en el cachete (como nunca). Sorprendido por la inesperada visita y sobre todo por el ruidoso ósculo, puso al Güero a preparar un suculento sartenazo de huevo con jamón y cebolla para celebrarnos mutuamente este tan incomprendido día.

Mientras disfrutaba de su compañia, vinieron a mi mente muchísimos recuerdos. Aquellas mis rebeldías ante lo establecido en el hogar, mis callados desacuerdos ante su férrea disciplina, mis rabietas de niñez y mis manifestaciones de inconformidad en mi juventud. No fueron pocas las veces en que con fuerza me mostró el camino correcto y tampoco le pasaron desapercibidos mis excesos aunque lo ocultaba. Sus consejos y reprimendas para sacarme de mis errores fueron bastos hasta la fecha.
Complemente mis pensamientos con aquellas esperadas y alegres vueltas en la caja de su camioneta, los días de campo en Santo Domingo, el primer balón de fútbol, el uniforme de las Chivas (ya me dio la pena) que me compro en Deportes Montemayor, el primer guante de béisbol, la primera bicicleta que con tanto sacrificio me regalo, los días de pesca en su compañía, el sacrificio para enviarme a estudiar, los juegos de domino y billar y las sabrosas “platicas de hombres” en su compañia en el Buzo, sus buenos ejemplos que como hijo tuvo con mis abuelos, sus buenos amigos que aun frecuenta, su dedicacion al trabajo, sus excelentes consejos y los exquisitos recuerdos que tiene de las epocas pasadas y tantas otras cosas que me brindo a mi y a mis hermanos que por la rutina de pensamiento había yo dejado en algún cajón del corazón. Comprendí durante en esas pocas horas, su esfuerzo, sacrificio y dedicación para sacar adelante a nuestra familia.

Aun lo tengo.

Disfruto la inmensa dicha de tener a mi lado a un hombre que jamás me deseara un mal, a un amigo incondicional y aun padre que siempre me espera.

Me he equivocado tanto en el trato a mis padres que no encuentro donde poner los errores.
Los voy a tener a la mano, en el cajón de mi conciencia porque en los del corazón no caben de tantos buenos momentos que he pasado con ellos. De aquel cajón los iré sacando para tener presente que con la vara que medí, seré medido, pero que nunca sera tarde para decirle de frente a mi padre lo importante que ha sido en mi vida.

Misión cumplida viejo… te adoro!

2 comentarios:

José dijo...

Hola Flaco, buena reflexión de alguna manera todos caimos en el mismo error, pero lo importante no es caer sino saber levantarse, y tu tienes la oportunidad de levantarte tu Padre aún vive, el mío no.

saludos PEPE atacaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Anónimo dijo...

Felicidades Javier, excelente tu testimonio.