18 de abril de 2009

Los Sapos...


La vida nos va enseñando el camino correcto para transitarla, disfrutarla y afrontarla. Algunas veces, de una cruel manera. Mucha gente considera los tropiezos en la vida como un “castigo de Dios” y otras más se lo achacan “al destino”, pero yo creo que lo que nos regresa la vida es la consecuencia de nuestros actos. Como hayamos vivido nuestra juventud es como nos va a ir de viejos, como hayamos vivido nuestra vida profesional, es como nos va a ir cuando nos retiremos, como hayamos tratado a nuestros familiares, amigos y compañeros de trabajo, es como ellos nos trataran en el futuro. Y el futuro, siempre está a la vuelta de la esquina.

Si sembramos limas, no esperemos cosechar manzanas. Si sembramos odios y rencores, no esperemos cosechar alegrías y buenos tratos. Atengámonos a las consecuencias de nuestros actos.

Si nos equivocamos en escoger nuestros amigos y estos nos traicionan, ese error nos va a ocasionar problemas sentimentales que no se solucionan fácilmente y que inclusive pegan hasta en la salud. Porque es muy duro darse cuenta del error cuando ya no se puede hacer nada para solucionarlo. Es mentira que el tiempo borra todo. Porque aunque el daño es relativo, la desilusión es fiel compañera.

Hay gente que a esos detalles los deprime y los hunde en una pena que se les nota hasta en la manera de caminar. Otros lo afrentan con callada valentía. Pero hay otros que esperan pacientemente la primera oportunidad para vengarse del mal amigo. Estos últimos paladean con anticipación la miel de la venganza y hasta se atreven a proyectar cada paso del proceso para cobrarse la afrenta. Ese proyecto los hace mantenerse activos, vivos. Ahora será al mal amigo a quien la vida les regresara lo que sembraron. Ahora son ellos los que se atendrán a las consecuencias de sus actos. La vida pues, da muchas vueltas.

En alguna parte de nuestra existencia hemos sufrido la traición de las personas allegadas a uno, pero lo interesante, es ver de qué manera nos curamos ese mal.

Para mí, "según el sapo es la pedrada". Hay sapos panzones que necesitan una gran piedra como hay sapos chiquitos que con un pisotón tienen.

Nos vemos…

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