Veía el programa de investigación deportiva de Bryan Gumble correspondiente al mes de Mayo cuando uno de los temas me hizo recordar algunas escenas de las que fui testigo hace años. El tema transmitido por la cadena HBO trataba de la exagerada intervención que algunos padres tienen en el deporte que practican sus hijos, llegando incluso desde las gradas, a maltratarlos frente a sus compañeros de equipo. Las escenas me hicieron recordar algunas anécdotas de que fui testigo y que en esa epoca como hasta ahora me llenan de pena ajena. Y es que la verdad, algunos padres de familia de nuestra comunidad deportiva exageran en el trato que dan a sus muchachos en el terreno de juego gritándoles y regañandolos cuando no hacen la jugada correcta o cometen algun error, haciendo que a su propio hijo le de tanta verguenza, que preferirían que sus papás no asistieran a los juegos para no tener que sufrir la burla de sus amigos.
Ya sea en los campos de fut americano, beisbol o soccer, es frecuente ver a los padres de familia sufrir hasta el infarto los juegos donde se supone que sus hijos van a divertirse y si se vieran en algun video, hasta verguenza les deberia de dar. Los papás lo toman tan a pecho que pareciera que se están jugando la vida en cada jugada, lo que preocupa al chamaco evitándole que se desarrolle en su deporte eficientemente.
¿Han visto como se ponen los padres de familia de los equipos de fut americano de Piedras Negras? Bueno, hasta se pelean entre ellos, tanto que algunas familias han llegado a perder las amistades de toda la vida por detalles sin importancia o porque unos muchachos juegan en Venados y otros con las Águilas, mientras que los chavos, se juntan mas tarde en la fiesta de algún amigo como si nada hubiera sucedido. Si, mientras los papás andan de la greña, los chicos andan hasta abrazados burlandose de los osos que hacen sus padres en las gradas del emparrillado.
Yo practicaba el ciclismo cuando tenía 11 años y con frecuencia se organizaban competencias por la calle López Mateos. Mi mamá iba a verme correr pero lejos de ruborizarme por su presencia era para mí el apoyo que necesitaba para correr con muchas más ganas. Escucharla desde la acera del circuito callejero gritándome porras con su clásico “essso m’hijo! échele ganas m’hijo!” era el Gatorade que impulsaba mi participacion. O ver a “La Pira” Yosikawa sentado en la caja de su troca apoyándonos a Chema su sobrino y a mí cuando jugábamos beis infantil en los campos de los terrenos de Fisher era la porra oficial que necesitábamos para sentirnos unos profesionales. Pero en ambos casos las porras y los gritos de aliento eran precisamente eso, no como las que con frecuencia sufren los chamacos actualmente.
Para confirmar el comportamiento actual de los padres de familia en los deportes de sus hijos salí de mi cueva y fui a los campos de soccer infantil que están en la entrada de la Colonia Tecnológico (pesima localizacion por cierto, pero ese sera un tema futuro). Si, porque ni crean que me gusta tanto ese deporte y menos cuando se practica en el caliche y en el terregal que impera en los campos de nuestra ciudad. Bueno, pues pude cerciorarme que el comportamiento de los adultos no ha cambiado nada. Pude comprobar que no importa el nivel social, los padres gritones y groseros pululan en todos lados e influyen bastante en el desarrollo del partido en forma negativa al estar lanzanoles a sus hijos improperios durante todo el juego desde la banda. Los pobres chamacos sufren con todo lo que les gritan y hasta uno que otro papá se atreve a ofenderlos porque se le paso la pelota o no metió un gol seguro.
Confirmo mi teoría de que los papás que gritan hasta la ofensa a sus hijos cuando están practicando algún deporte, es porque les brota la frustración de haber sido ellos mismos unos pésimos deportistas.
No está en discusión la valiosa intervención que los papás debemos tener como apoyo a los muchachos cuando estos practican algún deporte o desarrollan algún evento. De hecho, considero que la presencia de los padres en dichos eventos es sumamente indispensable y hasta fundamental. Pero hasta ahi.
Todos los niños están deseosos de ver a sus padres en el graderío o en las butacas del teatro. No hay ningún niño que no desee que su papá lo vea practicar un deporte, un bailable o una obra de teatro infantil. El apoyo de los padres por lo tanto, es fundamental para el desarrollo de los chamacos en la actividad de su preferencia.
Los hermanos de la Cabada tuvieron un papá que con cariño y respeto les inculco el deporte a sus hijos como un medio para construir una mente sana en un cuerpo sano. Pero además les inculco, que el deporte es un vinculo importante para sus relaciones personales y sobre todo un ejemplo tácito del trabajo en equipo. Por lo que yo veo en ellos, el Ing. De la Cabada no se equivoco ni un pelo. Claro que existen otros buenos ejemplos en nuestra ciudad como el de Lalo Riddle con sus hijos y el de mi tio Hector Menchaca con mis primos y esos ejemplos son los que debemos seguir con nuestros hijos.
Ya sea en los campos de fut americano, beisbol o soccer, es frecuente ver a los padres de familia sufrir hasta el infarto los juegos donde se supone que sus hijos van a divertirse y si se vieran en algun video, hasta verguenza les deberia de dar. Los papás lo toman tan a pecho que pareciera que se están jugando la vida en cada jugada, lo que preocupa al chamaco evitándole que se desarrolle en su deporte eficientemente.
¿Han visto como se ponen los padres de familia de los equipos de fut americano de Piedras Negras? Bueno, hasta se pelean entre ellos, tanto que algunas familias han llegado a perder las amistades de toda la vida por detalles sin importancia o porque unos muchachos juegan en Venados y otros con las Águilas, mientras que los chavos, se juntan mas tarde en la fiesta de algún amigo como si nada hubiera sucedido. Si, mientras los papás andan de la greña, los chicos andan hasta abrazados burlandose de los osos que hacen sus padres en las gradas del emparrillado.
Yo practicaba el ciclismo cuando tenía 11 años y con frecuencia se organizaban competencias por la calle López Mateos. Mi mamá iba a verme correr pero lejos de ruborizarme por su presencia era para mí el apoyo que necesitaba para correr con muchas más ganas. Escucharla desde la acera del circuito callejero gritándome porras con su clásico “essso m’hijo! échele ganas m’hijo!” era el Gatorade que impulsaba mi participacion. O ver a “La Pira” Yosikawa sentado en la caja de su troca apoyándonos a Chema su sobrino y a mí cuando jugábamos beis infantil en los campos de los terrenos de Fisher era la porra oficial que necesitábamos para sentirnos unos profesionales. Pero en ambos casos las porras y los gritos de aliento eran precisamente eso, no como las que con frecuencia sufren los chamacos actualmente.
Para confirmar el comportamiento actual de los padres de familia en los deportes de sus hijos salí de mi cueva y fui a los campos de soccer infantil que están en la entrada de la Colonia Tecnológico (pesima localizacion por cierto, pero ese sera un tema futuro). Si, porque ni crean que me gusta tanto ese deporte y menos cuando se practica en el caliche y en el terregal que impera en los campos de nuestra ciudad. Bueno, pues pude cerciorarme que el comportamiento de los adultos no ha cambiado nada. Pude comprobar que no importa el nivel social, los padres gritones y groseros pululan en todos lados e influyen bastante en el desarrollo del partido en forma negativa al estar lanzanoles a sus hijos improperios durante todo el juego desde la banda. Los pobres chamacos sufren con todo lo que les gritan y hasta uno que otro papá se atreve a ofenderlos porque se le paso la pelota o no metió un gol seguro.
Confirmo mi teoría de que los papás que gritan hasta la ofensa a sus hijos cuando están practicando algún deporte, es porque les brota la frustración de haber sido ellos mismos unos pésimos deportistas.
No está en discusión la valiosa intervención que los papás debemos tener como apoyo a los muchachos cuando estos practican algún deporte o desarrollan algún evento. De hecho, considero que la presencia de los padres en dichos eventos es sumamente indispensable y hasta fundamental. Pero hasta ahi.
Todos los niños están deseosos de ver a sus padres en el graderío o en las butacas del teatro. No hay ningún niño que no desee que su papá lo vea practicar un deporte, un bailable o una obra de teatro infantil. El apoyo de los padres por lo tanto, es fundamental para el desarrollo de los chamacos en la actividad de su preferencia.
Los hermanos de la Cabada tuvieron un papá que con cariño y respeto les inculco el deporte a sus hijos como un medio para construir una mente sana en un cuerpo sano. Pero además les inculco, que el deporte es un vinculo importante para sus relaciones personales y sobre todo un ejemplo tácito del trabajo en equipo. Por lo que yo veo en ellos, el Ing. De la Cabada no se equivoco ni un pelo. Claro que existen otros buenos ejemplos en nuestra ciudad como el de Lalo Riddle con sus hijos y el de mi tio Hector Menchaca con mis primos y esos ejemplos son los que debemos seguir con nuestros hijos.
La próxima vez que sea usted invitado por uno de sus hijos para que asista a presenciar uno de sus eventos, vaya y participe tal y como fue invitado.... como espectador. Disfrutelo como si fuera el ultimo evento al que iría y haga hasta lo imposible porque el sienta que lo apoya con su presencia y con sus palabras sinceras de aliento. No lo critique, usted no es su couch. Usted es el orgulloso papá del deportista.
Nos Vemos…
Nos Vemos…