3 de mayo de 2009

A leer...


Después de lo que fui testigo el día de ayer en una iglesia de Eagle Pass Texas donde celebraron las confirmaciones, pues entonces también yo confirmo. Confirmo mi convencimiento de que si fomentamos el gusto por la lectura en los niños, les estaremos ofreciendo uno de los regalos más hermosos que un padre pueda dar.

Atoníto en lugar de atónito y para-bola en lugar de parábola, fueron algunos de los errores que los chamacos cometieron cuando leyeron la lectura. En otra ocasión, un lector adulto, nos leyo en plena iglesia, una lectura de una carta enviada por un apostol a los coreanitos. Porque se equivocan?. Pues porque no saben lo que quieren decir esas palabra, asi de simple. Pero no tienen la culpa los niños, sino los que los hacen leer frente a la concurrencia los pasajes de la Biblia. No tienen la culpa los niños por no saber leer correctamente, sino los maestros de la escuela que poco interés le prestan a esa importantísima actividad de la educación, pero principalmente sus padres, que no les han inculcado el valor de la lectura.

Es un llamado para nosotros mismos sobre la imperante necesidad de inculcar a nuestros hijos el hábito de la lectura. ¿Cómo queremos que los muchachos puedan expresarse o escribir correctamente si no leen? Como dice el Dr. Cesar Lozano, como quieren que salga algo por la boca si no le han metido nada a la cabezota. Me consta que muchos chamacos batallan para leer y mucho mas en público. Es por lo tanto, un problema social.

El potenciar el gusto por la lectura lo traducimos en un hábito que nos acompañará toda la vida. Creo que un buen lector se forma desde la búsqueda de intereses personales, lo que por consecuencia generalmente desemboca en la formación del hábito lector.

Se sabe que los factores que condicionan la formación del gusto y el hábito por la lectura son variados, a veces es la presencia de libros al alcance de los niños en el ámbito doméstico o el ejemplo de adultos lectores en la familia, o el entorno próximo al niño o a veces gracias a “experiencias satisfactorias" de la iniciación a la lectura (cuentos leídos por parte de los padres , hermanos , abuelos etc.).

Por lo tanto, el desarrollo del gusto y el placer por la lectura será posible únicamente si se respetan los intereses de los muchachos. Es importante generar instancias en donde reconocer lo que los niños quieren, lo que no les gusta, lo que sueñan, a lo que le temen. A partir de esta información se hace más fácil seleccionar bibliografía que funcione como gancho en los pequeños, y cuando un niño no termina por saber lo que le gusta, debemos ofrecerle posibilidades en forma pausada, sin abrumarlos, darles tiempo, todo el tiempo que necesiten para leer, ver imágenes y finalmente decidir el libro que les gusta y cuál no.

Este período de iniciación en el mundo de los libros es muy importante, ya que si los niños se sienten forzados u obligados a algo, su molestia se volcará no solo hacia quien lo presiona si no que hacia los libros y la lectura.

Puesto que cada niño desarrollará sus propios intereses se hace imprescindible no imponer las preferencias y gustos de los adultos. Solo se debe prestar atención a las auténticas motivaciones y respetar la libertad de elección y selección, de esta manera el niño se sentirá apreciado y estará más dispuesto a volver siempre a la búsqueda de libros, esta es la valoración que iniciará el hábito y el gusto por leer.

Uno de los dramas de nuestra sociedad es que los niños y jóvenes cada vez encuentran menos espacio para desarrollar su ocio. Como padres nos empeñamos en que aprendan de todo, (karate, ballet, piano danzas etc.) y la presión de los deberes escolares incitan a los niños a disminuir sus actividades libres en busca de un poco de sosiego.

Los libros pueden abrir una ventana por la que entre algo de creatividad y que despierte nuevos intereses y aficiones en los chicos.

Nos Vemos…

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