Nosotros, los de la generación de los hippies de ropa holgada y pelo largo (aunque lo duden) recordamos nuestros días de juventud con añoranza y con el sano deseo de que las actuales también disfruten plenamente la época que les ha tocado vivir. Que los muchachos de hoy graben en su memoria cada día, cada mañana, cada evento, cada olor, cada beso. Porque deben saber que la juventud fue, es y será dicha pasajera, como será también algún día el presente que vivimos.
Cuando evoco mi juventud me transporto en el tiempo hacia mi época de preparatoria donde el olor a provincia impregnaba a la capital del Estado y nos animaba a salir a la calle a platicar en la jardinera de Correos, acompañarnos a ver "Carrera contra el Destino" al Cine Palacio, ir a una fiesta de discos al colegio que estaba a media cuadra de donde vivíamos, las guitarreadas nocturnas en los patios interiores del Ateneo o como le comente a Alejandro Molina en su blog, evocando los pantalones campana, huaraches, pelo largo y camisas blancas de algodón bordadas. Soñando un mejor gobierno en un México que empezaba a írseles de las manos a los que mal gobernaban, solidarios con la paz mundial, respetando a las muchachas, escuchando música de protesta desde Dylan hasta Baez, desde Revolution de los Beatles hasta Satisfaction de los Stones....y en la casa de asistencia de la Privada santa Julia, Doña Esther esperándonos para cenar temprano.
Disfrute mi juventud como inculco que lo hagan mis hijas y los hijos de mis familiares y amigos... me hago la ilusión de que lo estoy logrando.
Trato de inculcar a todo joven que me permita dirigirle unas palabras que no deje pasar la oportunidad de vivir plenamente su juventud. Que disfrute a sus amigos y que cada minuto que pase con ellos deje una huella imborrable en su corazón. Que trate con respeto a su novia quien en un futuro podría ser amiga de su esposa en este pueblo donde todos nos conocemos. Que juegue y bromee con ellos hasta el cansancio y que no tema abrazarlos y decirles cuán importante son para sí y que haga todo lo que tenga ganas de hacer ahora, antes de que inminentemente le llegue la celosa madurez con la cretina responsabilidad. Aun tengo la virtud a Dios gracias, de saber si me están poniendo atención para ampliar los comentarios, pero también alcanzo a distinguir en sus miradas la invisible barrera de la edad que nos divide y que me envía señales de alarma para ya callarme, darles una palmada en el hombro y despedirlos con un saludo para sus padres, que regularmente son mis amigos.
Hace dias mientras disfrutábamos un refresco en uno de los negocios frente a la Plaza de las Culturas observaba a los jóvenes. Unos “dando la vuelta” en grupo con sus carros “arreglados” lo que parecía una convención para luego estacionarse en doble fila, abrir los cofres de sus vehículos y ponerse a platicar en la banqueta de la plaza. Otros en sus motocicletas alrededor de la Plaza con su vestimenta acorde a la novedad disfrutaban su aventura y otros con sus parejas disfrutaban todo lo que estaba a su alrededor. Otros caminando con sus amigos iban absortos conectados a unos auriculares escuchaban su iPod mientras otros tantos paseaban acompañados de sus familias, mandaban mensajitos a otro amigo que estaba lejos de ellos. Es una época que definitivamente no me hubiera gustado vivir en mi juventud. Ahora los jóvenes van muy de prisa, su futuro lo tienen mañana y el juguete nuevo lo olvidan al despertar.
Muchos jóvenes de ahora justifican su mal comportamiento a la falta de comunicación con sus padres. En nuestra época no veíamos al nuestro hasta la noche si bien nos iba porque trabajaba todo el día y era mamá quien nos traía bien cortitos y con el cinto en la mano si nos salíamos de huacal. La amenaza de “vas a ver con tu papá cuando llegue” era temible y se cumplía con resultados siempre negativos para el culpable del delito hogareño. Ahora los chavos asustan a la mamá con irse de casa si no les cumplen sus deseos causando una tragedia de magnitudes insospechadas en el ceno familiar movilizando a psicólogos, sacerdotes y mentores de los niños para que no cumpla su amenaza. En pocos días, el muchacho(a) tiene en la cochera de la casa un flamante automóvil para que se le pase el coraje a m'hijo.
Cuando evoco mi juventud me transporto en el tiempo hacia mi época de preparatoria donde el olor a provincia impregnaba a la capital del Estado y nos animaba a salir a la calle a platicar en la jardinera de Correos, acompañarnos a ver "Carrera contra el Destino" al Cine Palacio, ir a una fiesta de discos al colegio que estaba a media cuadra de donde vivíamos, las guitarreadas nocturnas en los patios interiores del Ateneo o como le comente a Alejandro Molina en su blog, evocando los pantalones campana, huaraches, pelo largo y camisas blancas de algodón bordadas. Soñando un mejor gobierno en un México que empezaba a írseles de las manos a los que mal gobernaban, solidarios con la paz mundial, respetando a las muchachas, escuchando música de protesta desde Dylan hasta Baez, desde Revolution de los Beatles hasta Satisfaction de los Stones....y en la casa de asistencia de la Privada santa Julia, Doña Esther esperándonos para cenar temprano.
Disfrute mi juventud como inculco que lo hagan mis hijas y los hijos de mis familiares y amigos... me hago la ilusión de que lo estoy logrando.
Trato de inculcar a todo joven que me permita dirigirle unas palabras que no deje pasar la oportunidad de vivir plenamente su juventud. Que disfrute a sus amigos y que cada minuto que pase con ellos deje una huella imborrable en su corazón. Que trate con respeto a su novia quien en un futuro podría ser amiga de su esposa en este pueblo donde todos nos conocemos. Que juegue y bromee con ellos hasta el cansancio y que no tema abrazarlos y decirles cuán importante son para sí y que haga todo lo que tenga ganas de hacer ahora, antes de que inminentemente le llegue la celosa madurez con la cretina responsabilidad. Aun tengo la virtud a Dios gracias, de saber si me están poniendo atención para ampliar los comentarios, pero también alcanzo a distinguir en sus miradas la invisible barrera de la edad que nos divide y que me envía señales de alarma para ya callarme, darles una palmada en el hombro y despedirlos con un saludo para sus padres, que regularmente son mis amigos.
Hace dias mientras disfrutábamos un refresco en uno de los negocios frente a la Plaza de las Culturas observaba a los jóvenes. Unos “dando la vuelta” en grupo con sus carros “arreglados” lo que parecía una convención para luego estacionarse en doble fila, abrir los cofres de sus vehículos y ponerse a platicar en la banqueta de la plaza. Otros en sus motocicletas alrededor de la Plaza con su vestimenta acorde a la novedad disfrutaban su aventura y otros con sus parejas disfrutaban todo lo que estaba a su alrededor. Otros caminando con sus amigos iban absortos conectados a unos auriculares escuchaban su iPod mientras otros tantos paseaban acompañados de sus familias, mandaban mensajitos a otro amigo que estaba lejos de ellos. Es una época que definitivamente no me hubiera gustado vivir en mi juventud. Ahora los jóvenes van muy de prisa, su futuro lo tienen mañana y el juguete nuevo lo olvidan al despertar.
Muchos jóvenes de ahora justifican su mal comportamiento a la falta de comunicación con sus padres. En nuestra época no veíamos al nuestro hasta la noche si bien nos iba porque trabajaba todo el día y era mamá quien nos traía bien cortitos y con el cinto en la mano si nos salíamos de huacal. La amenaza de “vas a ver con tu papá cuando llegue” era temible y se cumplía con resultados siempre negativos para el culpable del delito hogareño. Ahora los chavos asustan a la mamá con irse de casa si no les cumplen sus deseos causando una tragedia de magnitudes insospechadas en el ceno familiar movilizando a psicólogos, sacerdotes y mentores de los niños para que no cumpla su amenaza. En pocos días, el muchacho(a) tiene en la cochera de la casa un flamante automóvil para que se le pase el coraje a m'hijo.
"Hoy, los jóvenes, a su edad, ya han visto todo. El futuro ya no les reserva ningún misterio. Es como si de pronto se hubieran vuelto viejos y no tuvieran ilusión de nada." dice Alejandro en su mas reciente tema.....
Son años en que se crece aprisa, y para cuando la infancia se les cae de las manos, muchos niños ya tienen la mirada de viejo.
Nuestra juventud era mas.... mas joven. Se resumía en andanzas deportivas en los campos de Fisher, las diarias aventuras en la calle Sinaloa donde jugábamos a todo, los vecinos que aun frecuento y quiero, los amigos de mi barrio que aun saludo y hasta me tomo una cerveza con ellos, mi época en el IDAO, mi rebelde juventud en el Ateneo Fuente en Saltillo, y mis años en la Universidad Autónoma de Guadalajara.
Nuestra juventud era mas.... mas joven. Se resumía en andanzas deportivas en los campos de Fisher, las diarias aventuras en la calle Sinaloa donde jugábamos a todo, los vecinos que aun frecuento y quiero, los amigos de mi barrio que aun saludo y hasta me tomo una cerveza con ellos, mi época en el IDAO, mi rebelde juventud en el Ateneo Fuente en Saltillo, y mis años en la Universidad Autónoma de Guadalajara.
Tengo la dicha de tener los mismos amigos de entonces, aun los frecuento y los disfruto aunque algunos ya se hicieron unos cascarrabias, otros aún tienen el brillo de la paciencia en sus ojos y otros más tienen la eterna juventud en su mirada y en sus palabras. A los que Dios tiene a su lado aun los recuerdo “amigos”, con la alegría que me contagiaban al estar cerca… y lejos.
Nos Vemos…
Nos Vemos…
1 comentario:
Me encanta que tengas tan lindos recuerdos de tu niñez y juventud,ese es el afàn de todos los padres, darles a nuestros hijos los mas bellos recuerdos de èpocas que pasaron porque de ellos nos alimentamos...Crèeme, es muy satisfactorio lograrlo.
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