Las canciones de Serrat me gustaban desde la época de estudiante de la carrera disdrutandolos en aquellos discos de 33 rpm y que ahora, gracias a las novedades tecnologicas las sigo disfrutando con el mismo entusiasmo y como si fueran las versiones originales, sin el tipico sonido de la estática de los discos o sin el cuidado que debiamos tener de que el 8 track o el cassette se "apretaran" o de plano se trozara la cinta.
Los "inventos del hombre blanco", han permitido que mi colección privada de música se este actualizando y la he reactivado con aquellos viejos albumes para continuar disfrutarlos con la frecuencia que me lo permiten los viajes continuos. Esto para mi es todo un manjar musical que me transporta a mis días de juventud.
Durante aquellas épocas de estudiante, por lo general salían a relucir las guitarras (o lo que quedara de ellas) durante los famosos y concurridos viernes sociales después de clases, entonando con vehemencia las canciones del canta autor catalán graduado de ingeniero agrónomo, sobre todo, aquellas a las cuales les puso música a los poemas de Antonio Machado.
Es una delicia escuchar las canciones de Serrat y sobre todo su famoso disco "Mediterraneo" grabado en 1971 y que desde entonces es uno de mis preferidos. Se incluyen en ese álbum canciones como "Mediterraneo", "La Mujer que yo Quiero", "Pueblo Blanco" y la que mas me gusta de todas "Aquellas Pequeñas Cosas" . Si tienen la oportunidad consigan este álbum, es realmente una joya de colección que les recomiendo ampliamente.
Para que decirles que no, si si. Los estudiantes que cursamos carreras administrativas disfrutamos el hecho de salir de clases primero que los que estudiaron para "ingeniebrios" o "doitorcitos". Así que para cuando nuestros compañeros llegaban a la casa donde vivimos de estudiantes, ya estábamos posesionados de las sillas, hieleras, parrilla y guitarras, mientras ellos tenian que esperar, no muy pacientemente, que nos aburriéramos de tocar..... ja, demasiado tarde!!!.
Teníamos que ponernos bien vivos, porque si ellos llegaban primero, teniamos que estar escuchandolos cantar todo el repertorio de las canciones adoloridas de Cuco Sanchez, Jose Alfredo Jimenez y ya entrados, cometian la desfachatez de "a grito abierto" entonar las canciones de Antonio Aguilar, Luis Aguilar y El Piporro, pero bueno....¿que mas se les podía pedir?
Otros eramos mas románticos, trovadores o bohemios (por no decirlo de otra manera). Después de desparramar las lágrimas por todo el departamento dada la frustracion de no haber recibido cartas de nuestros seres queridos (ni por nuestra mente nos imaginábamos que habria en el futuro los e-mails), cantabamos con sentimiento las canciones de la Rondalla de Saltillo, Serrat, Pepe Jara, Victor Iturbe, Napoleon, Javier Solis, Sandro de America y tantos otros canta autores que había en aquella época.
Fidel tocaba en la guitarra una música de fondo mientras Jorge nos compartia dulcemente una poesía, Beto cantaba "La Saeta" y "Pueblo Blanco" de Serrat con singular estilo y Adrian cantaba como siempre "El Bigote", Poncho nos hacia pasar un rato ameno cuando cantaba "Farolito" y mi compadre Beto y yo cantábamos a dueto "Golondrina Presumida", Fidel cantaba con la guitarra las de Luis Aguilar, mientras "El Seco" nos contaba sus interminables anécdotas para salir a escondidas de su casa al "consultorio".
Había otros que no cantaban ni en el baño, pero disfrutaban la compañía de los amigos en esas veladas interminables que seguramente estas les habrán dejado recuerdos imborrables como han quedado en mi. Gaby, a voz baja entonaba las canciones que el grupo cantaba mientras se peleaba contra el grueso libro de "farma", Cuco (QEPD) dibujaba y silvava las canciones sentado en su inseparable restirador y Juan era el de las complacencias (no se sabia ninguna canción completa) mientras que Cuyin y Kiko siempre discutían las letras de las canciones.
Ah, pero en la mañana de los sábados nos enfrentábamos a la cruda realidad de nuestras obligaciones como "amos de casa" y había que lavar los platos, pisos y patios, recoger la basura que había quedado y tirarla, preparar de comer, mientras otros debíamos ir al Mercado de Abastos para comprar la despensa semanal. Para todo había una organizacion y teníamos que cumplir el programa de obligaciones establecido. Ahí no había ni papa ni mama que nos hicieran las cosas... ahí disfrutábamos la libertad, claro que si, pero con la responsabilidad de nuestras obligaciones. Eso hizo de nosotros hombres de bien y amigos de toda la vida.... a mucho orgullo.
"Uno se cree que los mato el tiempo y la ausencia, pero su tren vendió boleto de ida y vuelta. Son aquellas pequeñas cosas que nos dejo un tiempo de rosas, en un rincón, en un papel o en un cajón. Como un ladrón te acechan detrás de la puerta. Te tienen tan a su merced como hojas muertas que el viento arrastra aya o aquí....Que te sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve...."
Gracias a Dios que a mis amigos de esas epocas los sigo disfrutando.... esto para mi es invaluable.
Nos vemos..........
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