Jamás debemos lamentarnos de lo que pudo haber sido. El pasado que no sucedió está tan oculto para nosotros como el futuro que aun estamos por ver. Richard Stern
11 de junio de 2025
Avalancha!!
9 de junio de 2025
🎶 ¡Viva Piedras Negras, mi linda frontera!
Crónica nostálgica de un tiempo que no se olvida
Qué tiempos aquellos…
Cuando bastaba una canción para encender la noche, cuando los acordes de una guitarra llenaban el alma y las pistas de baile eran territorio sagrado de nuestra juventud. Eran los días en que las canciones que hablaban de nuestro pueblo no eran fondo, sino protagonistas. Se escuchaban en cada fiesta, en cada esquina, en cada rincón donde hubiera una bocina y un corazón dispuesto a soñar.
A finales de los 60’s y principios de los 70’s, Piedras Negras era un escenario sin telón, donde los grupos locales le daban vida a la noche con pasión y valentía. Muchos no sabían inglés, pero eso no los detenía. ¿La letra? Se la inventaban al vuelo, y lo hacían con tanto carisma que nadie notaba la diferencia (y si la notábamos, nos valía). Lo importante era el ritmo, la emoción… el momento.
The Cristal Towers eran garantía de fiesta. Cuando sonaba “Magic Carpet Ride” o “Born to Be Wild”, sabías que algo grande venía. Y cómo olvidar aquel ritual inolvidable: Tavo entrando al salón montado en su motocicleta, acelerando justo antes de que comenzara la canción. Eso no era solo música, era espectáculo. Y la raza lo esperaba con el corazón latiendo al ritmo de las bocinas.
Estaban también Los Temsy Boys y Los Cisnes, que nos llevaban de la mano por el rock y las baladas en español. Al puro estilo de Los Apson, repetían canciones porque el repertorio era corto… pero no importaba. Lo que importaba era el ambiente, la emoción de bailar, de vernos, de estar juntos. Porque esa era la magia: el pretexto era la música, pero el verdadero regalo era la convivencia.
Había bailes para todo: el del suéter, el de los novios, el de la coneja, el de debutantes. Y sí, uno solo por generación, no como ahora que hay tres en diciembre “porque así se usa”.
En aquellos tiempos, uno no buscaba figurar… buscaba compartir.
Fue una época que no volverá, pero que vive en quienes la gozamos con el alma. Piedras Negras no ofrecía lujos, pero sí algo más valioso: una comunidad viva, donde cada joven tenía el deseo genuino de mejorar, de hacer algo por su gente, por su familia, por su futuro.
Los que íbamos a esos bailes nos conocíamos todos. No había filtros, no hacía falta. Sabías de quién era cada hijo, cada primo, cada amigo. Todo era más cercano. Más humano. Más nuestro.
Hoy son otros tiempos. Las fiestas son diferentes, las dinámicas cambiaron. Nuestros hijos conviven con jóvenes que no siempre conocemos, y eso exige estar más atentos, más presentes. Hay peligros que antes no existían, o que no se veían con la misma claridad.
Y aun así, Piedras Negras resiste.
Sigue siendo esa linda frontera que ha librado batallas duras, que ha sabido adaptarse, crecer, y mantener su esencia: una ciudad limpia, segura, trabajadora… con el corazón en alto y la mirada firme hacia el futuro.
¡Que viva Piedras Negras, mi linda frontera!
La de ayer, la de hoy, la de siempre.
Donde los recuerdos bailan al son de la nostalgia, y la amistad se canta como se cantaban las viejas canciones: con fuerza, con alegría… y con el alma.
5 de junio de 2025
Tina y Nina: el susurro que dejó la ausencia.
Cuando dejé mi casa a principios de los años 70 para salir a estudiar, mi equipaje era sencillo: algo de ropa, muchas ilusiones… y una colcha. No era cualquier colcha. Era el abrigo silencioso de dos almas que me amaron sin pronunciar palabra. Tina y Nina, mis tías abuelas, la habían tejido con manos pacientes, entre hilos de lana virgen y retazos de tela en azules, celestes, blancos y negros. La colcha me acompañó en noches frías en Saltillo, en madrugadas de soledad en Guadalajara, en tardes de descanso que se arrastraban pesadas, como si el tiempo supiera que yo las extrañaba.
Esa colcha no era un objeto. Era un abrazo. Era su manera de seguir conmigo sin estar. Estoy convencido de que cuando la confeccionaban, sabían —de alguna forma que solo las almas buenas conocen— que esa tela sería el puente entre ellas y yo.
Tina y Nina no necesitaban palabras. Su lenguaje era más profundo. Era el brillo en sus ojos, la ternura en sus gestos, la risa llena de luz que estallaba en su rostro con solo vernos entrar. No hablaban, pero decían tanto. No reían en voz alta, pero su alegría llenaba la casa de mi abuela como un canto callado, como un eco de algo más puro que la música.
Sus manos, pequeñas y suaves, parecían alas de mariposa que tejían dulzura en el aire. Sus miradas sabían encontrar la nuestra y, con solo eso, todo se volvía más leve. Eran esas personas raras que hacen el bien sin proponérselo, que dejan huella sin alardes, que dan amor sin que se les pida.
Dios debe tenerles un lugar especial. No puede ser de otra forma. Vinieron a este mundo a darnos un poco de su luz, de su bondad sencilla, de su alegría sin ruido. Fueron —y seguirán siendo— ángeles entre nosotros.
Ahora que Nina ha partido, siento que el camino que le espera no es largo. Tina y mi abuelita la esperan allá arriba, con los brazos abiertos, con la casa lista, con el silencio hermoso de las almas que se entienden sin hablar.
No será largo su camino, porque, de algún modo que el corazón entiende mejor que la razón…ella ya estaba ahí desde antes de irse.
V. Javier Zacarías G.
2 de junio de 2025
Rendición de Cuentas o Espectáculo Mediático?
Las conferencias matutinas del presidente municipal de Piedras Negras, inspiradas en el modelo federal de comunicación directa con el pueblo, han sido pensadas como un ejercicio de transparencia y rendición de cuentas. Sin embargo, en la práctica, estas “mañaneras” se han transformado en un verdadero espectáculo, protagonizado no solo por el edil y su equipo, sino por un grupo reducido de periodistas que, lejos de buscar información útil para la ciudadanía, aprovechan el espacio para protagonizar confrontaciones vacías y ataques personales.
Estos comunicadores, más interesados en generar polémica que en informar, han convertido un espacio institucional en una especie de circo mediático. Ya no es raro ver cómo las redes sociales se inundan con extractos editados o sacados de contexto, diseñados no para informar, sino para ridiculizar o desacreditar al presidente municipal. Lo más grave es que esta práctica, cada vez más frecuente, afecta la calidad del diálogo público y entorpece el propósito fundamental de estos encuentros: comunicar avances, decisiones y acciones del gobierno local.
Es preocupante que la ciudadanía, en lugar de concentrarse en los informes de los jefes de departamento o en los temas que afectan directamente a la comunidad, esté cada vez más atenta a las discusiones bizarras y poco sustanciosas entre el alcalde y ciertos representantes de medios. Muchos ya lo ven como entretenimiento, como un espectáculo de confrontación que lejos está de aportar valor a la vida pública de Piedras Negras.
Esto no debería seguir ocurriendo.
El presidente municipal, en su calidad de moderador y figura principal en estas reuniones, tiene la responsabilidad de poner orden. No se trata de censurar a la prensa —un principio que debe ser intocable en cualquier democracia—, pero sí de exigir profesionalismo y respeto por parte de quienes asisten como representantes de medios. La libertad de expresión no puede ser excusa para convertir un acto oficial en un espacio de grilla o revanchismo personal, mucho menos cuando el trasfondo es la molestia de algunos por no haber logrado “acuerdos” con la administración actual.
No sería desmedido que se revise quiénes realmente contribuyen al objetivo de estas conferencias y quiénes simplemente van a provocar, interrumpir y tergiversar. La ciudadanía merece una prensa crítica, sí, pero también ética y comprometida con la verdad. Lo contrario es perjudicial tanto para el gobierno municipal como para el ejercicio periodístico serio.
Hoy muchos ciudadanos están hartos de esos “periodistas del escándalo” que restan seriedad y entorpecen el trabajo de quienes sí buscan respuestas, sí investigan y sí cumplen con su labor social. Urge una reflexión sobre el papel que deben jugar los medios en estas mañaneras: ser puentes entre gobierno y sociedad, no protagonistas del caos.
Javier Zacarías.