21 de mayo de 2025

Inútil Ley Seca

La ley seca durante las elecciones, incluyendo aquellas en las que se eligen jueces, es una medida que prohíbe la venta y, a veces, el consumo público de bebidas alcohólicas en un periodo previo y durante el día de la votación. Aunque se aplica con la intención de preservar el orden y garantizar que el proceso electoral se lleve a cabo de manera pacífica y seria, esta política merece una crítica por varias razones:

Crítica a la ley seca durante elecciones para jueces

1. Medida anacrónica y paternalista:

La ley seca parte de la idea de que los ciudadanos no son capaces de comportarse racionalmente si tienen acceso al alcohol, lo cual refleja una desconfianza en la madurez cívica de la población. Esta visión es excesivamente paternalista y responde más a una lógica del siglo pasado que a una sociedad democrática moderna.

2. No hay evidencia sólida de su efectividad:

No existen estudios concluyentes que demuestren que la ley seca reduce significativamente la violencia o los delitos electorales. En muchos países que no aplican esta medida, las elecciones transcurren sin mayores incidentes. Por tanto, la restricción parece más simbólica que efectiva.

3. Afecta libertades individuales y derechos económicos:

Limitar la venta de alcohol por motivos electorales restringe innecesariamente libertades individuales, especialmente si se trata de elecciones menores, como las judiciales. Además, genera pérdidas económicas para el sector restaurantero y de servicios, que muchas veces depende de las ventas del fin de semana.

4. Incoherencia con la naturaleza de la elección judicial:

Elegir jueces en las urnas ya es un proceso polémico, pues puede politizar la impartición de justicia. Imponer una ley seca en ese contexto refuerza la confusión sobre la importancia real del evento. Se le da un tratamiento de “gran jornada cívica”, cuando en realidad mucha gente ni siquiera entiende el rol de los jueces a elegir.

5. Aplicación desigual y fácil de eludir:

En muchos lugares, la ley seca se aplica de manera parcial o arbitraria. Mientras algunos comercios cierran, otros siguen vendiendo alcohol de forma discreta o con permisos especiales, lo que genera desigualdad y abre la puerta a la corrupción.

Conclusión

La ley seca durante las elecciones para jueces no solo es una medida ineficaz, sino también desproporcionada. En lugar de prohibiciones generalizadas, sería más útil fomentar la educación cívica y la participación informada, además de garantizar la seguridad con medios más racionales. La confianza en el votante debe ser un pilar de la democracia, no una excepción.


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